Esta plataforma se encarga de recopilar y exhibir los trabajos desarrollados en las experiencias docentes de los talleres y las áreas de conocimiento de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva.
Su contenido se actualiza semestralmente tras las entregas finales, permitiendo organizar una selección de los mejores proyectos en una página web categorizada.
El objetivo principal es ofrecer una vitrina virtual donde los estudiantes y profesores puedan mostrar sus logros y la comunidad académica y profesional pueda acceder y explorar los proyectos en línea.
EL
ESPACIO PÚBLICO COMO SISTEMA DE TRANSFORMACIÓN DE LA CIUDAD
El proyecto se ubica en la avenida Venezuela, entre las calles 35 y 36, donde se encuentra el Mercado Terepaima. A través del análisis del lugar, se identificó la carencia de espacio público, tomándola como una oportunidad para transformar ese sector. La intervención total propuesta abarca las manzanas comprendidas entre la calle 33 y la calle 37, con el objetivo de reconfigurar estos espacios.
TUTOR: Melissa Parra ESTEREOTOMÍA COMO UMBRAL URBANO: PARQUE CULTURAL HACIENDA LA VEGA
El proyecto consolida un parque cultural dentro de un contexto urbano metropolitano—vecinal e integrado en el interior de uno de los latifundios de caña de azúcar más antiguos del Valle de Caracas. Se encuentra ubicado en los terrenos de la Hacienda La Vega; establecida en 1590 y ubicada en la avenida O’Higgins, parroquia La Vega, municipio Libertador, con 4,2 hectáreas de terreno; la Hacienda La Vega es declarada como Monumento Histórico Nacional en 1970 y continúa resguardando valores notables, tanto en su hecho construido, mobiliario, obras de arte, pinturas y objetos de la época colonial venezolana datados del siglo XVIII; incluyendo además su valor paisajístico y vegetal.
Carmen
de Uria carga en su geografía los estratos de una tragedia que aún pulsa en la
memoria colectiva. Un vacío físico y simbólico que ha quedado suspendido entre
el recuerdo y el abandono. El frente marino, despojado de su vocación original,
es hoy un umbral silente: testigo del paisaje herido y al mismo tiempo
posibilidad latente de resignificación.
Esta
propuesta parte de una mirada atenta al territorio, que reconoce sus marcas, su
fragilidad y su potencial. Más allá del uso residencial, proponemos un programa
de carácter recreativo, cultural y comercial que activa el lugar sin desplazar
su historia. Desde una arquitectura abierta, austera y permeable, buscamos
habitar el límite entre el mar y la montaña con respeto, sin negar el pasado,
pero apostando a un nuevo sentido.